El Alma de la ciudad
Venía platicando con Diana luego de una muy rica cena y caminata, casi todo el camino al son de Panchita Disco de el increíble grupo Burocracia Cósmica:
Vamos, escúchenla. ¿Listos? Bueno. Cuando íbamos pasando por el callejón donde solemos verlos tocar los domingos, ella empezó a tararear la canción, y en ese momento comencé a sentir como si la calle tuviera vida. Los músicos, las personas moviéndose al ritmo de la canción. Todo eso estaba presente. Los edificios también sentían la energía de la música, y ellos mismos comenzaban a moverse.
Nosotros seguíamos caminando, al pasar por Bellas Artes, ella dijo que las estatuas que están ahí también empezarían a bailar. Esas gorditas sexies, el buen Juárez montado a caballo, la torre latinoamericana, el edificio de Sears, los arbustos en la plaza y los árboles en la alameda. Todo moviéndose a un mismo ritmo, acompañados de la luz de una bella luna y alimentando de energía a los que ahí estábamos.
Fue increíble. Quería dejar constancia de ello para no olvidarlo. Así como mi tatuaje me recuerda cada día que debo seguir creyendo, sin importar las veces que me caiga, quiero que esto me recuerde todas las cosas que están esperando ser descubiertas.
Mi cuerpo y mente están cansados, tristes, sin ánimos. Pero mi alma sigue en pie.